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Amar a los enemigos


Posiblemente este mandato de Jesucristo sea uno de los mas difíciles de cumplir.

¿Por qué?

Pues porque nuestra naturaleza es devolver mal cuando nos hacen daño.

Y como tal, este mandato es contrario a nuestros principios naturales como humanos.

Dios lo sabe, pero en su reino se practica lo contrario.

Sabemos que en su reino no hay maldad y ni malhechores, pero si los hubiese, su conducta sería esta; devolver bien por mal, tal como Jesús lo practicó mientras estuvo entre nosotros.


Dios nos está pidiendo un esfuerzo constante y cotidiano para obedecer este tipo de mandamientos, lo que implica lógicamente ir contra corriente.

Ir al revés de lo que suele hacer todo el mundo.


Cuando a Jesús lo criticaron, insultaron, blasfemaron, torturaron y mataron, no se pronunció en contra de ellos.

Solo permaneció en silencio.

Esa fue su actitud.


En sus momentos finales pronunció unas palabras que muchos recordamos.

“Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”

Esa fue toda su “rebeldía”.

Desde su punto de vista todopoderoso, solo pidió que fuesen perdonados esos desgraciados que no sabían hasta que punto se estaban equivocando.


Ya ves que naturaleza tan distinta tiene el creador del universo en comparación a nosotros sus criaturas.


Pero antes que cumplir este mandamiento tan costoso, hay otro mandamiento que lleva hasta éste.

Hay otro mandamiento quizás algo más fácil que mantiene esta misma linea:

El perdón


Perdonar es borrar un pasado con agresión ó maldad de otra persona y empezar de nuevo.

Y ese acto debe repetirse según los evangelios, tantas veces como haga falta hacia nuestro prójimo.


Cuando dos países entran en conflicto, nada los detiene, ninguno de los dos se retracta, ambos usan todo su poder militar hacia el otro en una guerra devastadora.

¿Cuál es el final?

Si el poder de ambos es similar, no hay vencedores.

Ambos serán autodestruidos.

Sabemos que en las guerras mundiales de nuestro pasado siglo hubieron vencedores, pero a que precio!


Sabemos que hay personas que por mas que las perdonemos, no reconsiderarán su actitud.

Pero ni la venganza, ni el castigo, ni el juicio son responsabilidades nuestras.

Tengamos paciencia e imitemos la conducta de Jesucristo.


Si una relación próxima a una persona concreta te provoca roces, discusiones y malestar, puede que por mas que perdones esa relación va a costar suavizar.

Quizás con el tiempo lo consigas o quizás no.

Si tu pones de tu parte, la respuesta le corresponde a él.

Si aun y asi no consigues una relación satisfactoria, distancia tu nivel de relación, que mas vale mantener una relación aunque sea mínima, a que se malogre.


El amar a tus enemigos desde luego es como dije, de las actitudes mas difíciles de lograr y pocos lo consiguen.

Has de tener en tu interior al Espiritu de Dios para superarlo.

Humanamente es muy difícil.

Ante este problema solo hay dos actitudes:

Intentarlo o rendirte.

Si lo intentas, estás en el buen camino.

Si te rindes y no aceptas el reto, vas a perder una buena ocasión y un gran mandamiento.


Estoy seguro que si tu vida no ha transcurrido en una isla desierta, habrás conocido personas agradables, personas desagradables y malas personas.

No es posible que en toda tu vida no hayas tenido un enemigo o alguna persona reprochable a la que no quieras ver nunca.

Todos hemos pasado por esto.

Las malas personas lo son, porque están muy influenciadas por el mal.


¿Que opción te queda si te encuentras en una situación humillante o insultante?

Puedes hacer tres cosas.

-Rebelarte y enfrentarte al agresor.

-Mantenerte ahí aguantando el “chaparrón”

-Marcharte y dejarlo plantado, haciendo caso omiso.


El agresor puede ser un conocido o un desconocido.

Si es un desconocido, la opción es mas fácil.

Si es un conocido, un familiar, un compañero de trabajo o de escuela y sabes que mañana lo vas a volver a ver, la cosa es mas delicada.


No voy a decirte que el daño que te produzca no te va a afectar.

Cuando nos instan a dar la otra mejilla cuando nos dan una bofetada, ciertamente duele, sea físicamente como moralmente.


Jesús no nos dice que nos concentremos para que no nos duela. Él sabe que duele, pero es una cuestión de soportar y de paciencia.

Estas situaciones nos pueden quitar la paz e incluso el sueño, lo sé.


También se que no sale de nosotros el amar cuando nos abofetean.

Pero esas situaciones extremas solo pueden soportase con poder de lo alto.


Nuestra paciencia asi como la de Dios, también tienen un limite.

El diablo es el enemigo número uno de Dios, pero esa situación de paciencia por parte de Dios no es eterna.

El diablo ha sido juzgado y condenado, aunque esta condenación aun no se ha producido ni materializado.


Las agresiones que puedan producirse, no quedarán impunes.

Pero el juicio está en manos de Dios, no nuestra.

Y recuerda que el mal no viene directamente de las personas que te agobian, sino del diablo que influye en esas personas y obra a través de ellas.


Hay cristianos que piensan en el ojo por ojo como la ley que permanecía en el antiguo testamento y en el pasado.

Basan sus pensamientos respecto a un sufrimiento personal, a una venganza divina.

Que apoyan y sienten satisfacción y consuelo cuando en algunos relatos bíblicos, Dios castiga a los enemigos.

Ante estas actitudes, estamos retrocediendo a la época de la Ley mosaica.


Estamos en la época de la Gracia y las personas que piensan asi, están viviendo todavía en la antigüedad y en la época de la Ley.


Durante la ley de Moisés, cualquiera que causara un daño debía ser compensado de la misma manera; herida por herida, golpe por golpe.

Sin embargo, bajo el ministerio de gracia de Cristo esto cambia.

Ciertamente, el mandato de Jesús que amáramos a nuestros semejantes también incluía aun a nuestros enemigos.

Quizás preguntarás, “¿Debemos amar a personas malas? ¿Acaso la Biblia no establece que debemos estar en contra del pecado y que debemos con toda nuestra fuerza resistir a los malos?”

Si, lo dice. Pero debemos resistir las malas obras de esta gente sin odiar a su persona.


"Habéis oído que fue dicho a los antiguos: Ojo por ojo y diente por diente.

Pero yo os digo: No resistáis al malo. Más bien, a cualquiera que te golpea en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.

Y al que quiera llevarte a juicio y quitarte la túnica, déjale también el manto.

A cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, vé con él dos.

Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues.

"Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.

Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen; de modo que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.

Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensan tenéis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos?

Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen eso mismo los gentiles?

Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.


Mateo 5, 38-48




Guillermo Blanco 30-10-2011

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