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Morir sin esperanza

Y esa es la triste realidad, que tras la experiencia de algunas personas y lo que nos dice la Biblia, parece que el infierno existe y es real como la vida misma.

Dejame decirte una cosa que quizás te sorprenda o te escandalice; al infierno no van los peores asesinos y los mayores delincuentes de la historia.

Es un lugar donde van a ir la mayoria de las personas.


¿Por qué digo esto, porque soy tan duro, critico y pesimista?

¿En que me baso para hacer estas afirmaciones tan negativas?

No se trata de generar miedos absurdos y fanáticos, ni ideas retrogradas personales.

Se trata de reflejar una parte de lo que los mismos evangelios ya nos advierten desde hace tiempo.

Información que por no ser bien aceptada, se oculta o ignora.


Dejame explicartelo

La Biblia indica que solo hay dos destinos para el hombre y que por sus propios esfuerzos nadie podrá cambiarlo ni evitarlo.

El mensaje de salvación contrapone indudablemente un mensaje de condenación.

El mensaje de salvación y las buenas nuevas de los evangelios no tendrían sentido si el entorno no fuese de condenación.

Si no existiese la condenación como algunos pretenden asegurar, la salvación no tendría ningún sentido.

Por tanto, las buenas nuevas del evangelio que Jesús nos trae, nos recuerdan y nos referencian una situación de peligro en nuestra existencia tras la muerte.

No menospreciemos ni ignoremos la condenación de un infierno, cuando las escrituras constantemente nos hablan de ello.


Pocos buscan a Dios y pocos creen en una salvación.

Una salvación que aunque gratuita para nosotros, mucho le ha costado al Creador.

¿Cómo pretendemos escapar de este terrible destino si la mayoria de las personas ni siquiera creen en Dios?

¿Pretendemos ser aceptados por Dios tras la muerte en nuestra desconsideración e incredulidad?

Incluso el ser religioso, buena persona o miembro de alguna iglesia, no es ninguna garantía para conseguir esa vida eterna.


Jesús dice que la entrada al cielo es como un camino ó una puerta muy estrecha, que pocos encuentran.

Jesús llama “pequeña manada” a los suyos, a los que le aman y le obedecen.

“No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”.

(Lucas 12, 32)


No habla de una gran humanidad que se salvará, habla de un pequeño rebaño que no por discriminación será pequeño, sino por la incredulidad de la mayoría.

Esa es la triste realidad.


"Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella.

Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y son pocos los que la hallan”.

Mateo 7,13


Esta puerta está al alcance de todos, pero pocos buscan y pocos creen.

Jesús se declara a si mismo como esa puerta estrecha.

Solo hace falta creer y querer.


Hay camino que al hombre le parece derecho, pero que al final es camino de muerte.

(Proverbios 16, 25)


La ciencia, la politica, la música, el humanismo, incluso la religión, son esos caminos que al hombre le parecen buenos y rectos.


Y esta es la gran batalla que se está librando en el otro lado de la vida, sin que nosotros apenas nos percatemos.

Una pugna entre Dios y el diablo por recuperar cada uno y para su bando el mayor número de humanos.

“Porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales”

(Efesios 6, 12)


“Os digo que del mismo modo hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.”

(Lucas 15, 10)


Es una pena vivir una vida sin conocimiento ni consideración en el más allá y que inconscientemente pensemos que siempre vamos a estar aquí.

En algunos casos y en algunas situaciones de nuestra vida, vivimos de forma desenfrenada, cuando nuestra vida la mayoría de las veces se aguanta por un hilo.

Un hilo tan fino que nuestra seguridad en la vida se desvanece en algunas ocasiones.


Morir sin esperanza y morir sin una seguridad de a donde vas a ir cuando mueras. Sin tener una información de lo que te va a ocurrir.

Sin tener en cuenta la eternidad que te espera.

La vida es un tiempo valioso y relativamente corto.

¿Vale la pena acogerse a ideas materialistas y evolucionalistas que a ningún lado nos llevarán?

La muerte es un proceso natural que se vive y experimenta en soledad y ninguna de esas teorias nos van a ayudar cuando llegue el momento.

Siento rebatir alguna de esas ideas, pero no creo que tras la muerte desaparezcamos en la nada.


Siento ser tan duro con este pensamiento que te muestro, pero estoy cansado de ver teorias religiosas agradables, fraternales, que suavizan el mensaje, cuando pienso en la cantidad de personas que se están perdiendo cada dia, y que no van a tener vida la vida eterna tal como Jesús promete.


Pongo mi fe en la doctrina de Jesús no en los hombres y a veces la dureza del mensaje nos lleva a suavizarlo.

Muchas veces ponemos nuestra fe en las personas y no en Dios y esta es una de las razones por las que nos decepciona lo que llamamos “religión”.


Cuando Jesús vino a este mundo, vino a morir y no fue ningún accidente.

Sabía que venía a esto y fue un momento muy difícil para él.

Siendo Dios, se hizo hombre y se convirtió en humano para consumar y pagar los pecados de todo el mundo.

Nosotros no podemos pagar nuestros pecados ni nuestras culpas.

No tenemos suficiente capacidad.


La Biblia dice que "no hay justo ni aun uno, no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.

Todos se apartaron, a una fueron hechos inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno".

Romanos 3,10


Si nuestras buenas obras fuesen suficientes, ¿para que pues vino Cristo?.

No es nuestra bondad que nos puede llevar hasta él, sino nuestra fe.


Mira este ejemplo.

Nos estamos ahogando en el mar y pretendemos salvarnos dando manotazos en el mar, pero nos vamos a cansar y finalmente moriremos.

Por muy bien que nademos, (por muy bien que nos portemos, en el simil) no vamos a salvarnos. Estamos en un gran océano.

Solo el agarrarnos a una cuerda que Dios nos ofrece, podremos salvarnos.

No hay otra forma, dice la Biblia.


Dios es amor, pero creo que piensas que estoy mostrándote un Dios cruel, y no es asi.

Esa cuerda que nos extiende, es su amor, no su castigo.

Nuestras grandes dotes de natación, aunque no lo creas, no nos sacará de esta situación. Y aunque la mayoría de las personas no se percatan de que se están hundiendo, esa es la realidad.


Ese ejemplo creo te servirá para entender lo que quiero decirte.

Dios se convierte en humano para extendernos esa cuerda. No va a servir de nada el nadar estupendamente. Nada todo lo bien que quieras, pero cógete a la cuerda.


Dios no es una mala persona si nos condenamos.

Lo que Dios no podrá hacer nunca, es obligarte a salvarte.

No le culpemos si nos estamos hundiendo.


El nadar muy bien en este ejemplo simboliza el portarse muy bien, el ayudar a los demás, el ser buena persona, esto que se justifica muchas veces y por muchas personas como suficiente para ir al cielo.

Todo esto está muy bien, pero si no te coges a la cuerda, de nada te va a servir.

Y la cuerda en este ejemplo, es Jesucristo.


Dios es amor pero también es justicia.

Ambas caracteristicas conviven en una perfección que a veces no entendemos.

No ignoremos nuestra verdadera situación intentando fabricar o idealizar un Dios a nuestra medida y a nuestras conveniencias con afirmaciones tales como "todo el mundo es bueno" o "al final todos seremos salvados" o “Dios no haría nunca tal cosa”.


¿Un Dios que condena?

Dios no es un Dios que condena a la mayoria de la humanidad.

La realidad es otra.

La humanidad ya está condenada.

Es precisamente Dios quien quiere rescatarla.

Es Dios quien nos hecha una mano.

Es Dios a través de su Hijo Jesús quien planifica este rescate.

No es un Dios vengativo como algunos pretenden ver, sino un Dios de amor.



¿Porqué pues estamos condenados?

Pero Dios es también un Dios de justicia que no permite el pecado, que no acepta en su reino la maldad, la mentira, el orgullo, el egoismo, la avaricia, la incredulidad, la cobardía.

Esta es la razón por la cual ya estamos condenados.

Porque nadie ha conseguido vivir en santidad, y la justicia de Dios nos excluye de su reino.

"La paga del pecado es la muerte" dice la Biblia y ese es ya nuestro destino, de nuestros antepasados y de nuestra desdendencia.


¿Hay entonces alguna solución?

Si la hay.

La misma escritura y el mismo texto lo indica a continuación;

..."pero el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús".

Esta es la solución y no se necesita nada más.


¿Y como se hace esto?

Cristo es la solución, pero el proceso para alcanzar la salvación es el arrepentimiento.

Un arrepentimiento que siempre es válido aquí.

Un arrepentimiento que borra nuestro pasado, nuestras maldades, nuestros pecados, nuestros errores.

Un arrepentimiento que funciona siempre que nuestra intención sea verdadera, sincera y deseemos superar nuestro pasado.


¿Cómo saber si estamos en el buen camino?

El primer indicio para saber si estoy en el buen camino es la inquietud.

Tu inquietud delata una inseguridad y un deseo de búsqueda y eso es bueno.

Eso es el principio.

Las personas que se consideran buenas, que sus buenos actos son suficientes, que no hacen mal a nadie y con esto ya les basta (y ésta es una opinión bastante corriente), están en el camino equivocado.

Jesús dijo: no he venido a buscar a justos sino a pecadores.

Jesús hablaba y se relacionaba con todas las clases sociales de su época, pero en especial con la clase marginada.




Guillermo Blanco 21-11-2010

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