¿Por qué digo
hubiesemos sido muchos más?
Porque la acción del
mal en la tierra sobre los hombres y el efecto de la tentación, ha reducido
considerablemente el número de salvados.
Según la biblia, el
destino del hombre solo son dos: cielo
o infierno.
Y la salvación es el
buen destino.
Pero la salvación
está en función de la decisión que cada persona toma.
Pero si además
ponemos trabas e impedimentos, la salvación se hace aun más dificil.
La salvación siempre
es válida en este periodo de tiempo entre la muerte de Jesús en el año cero de
nuestra era y su segunda venida, o digamos en los dos mil años que llevamos.
Pero los humanos
somos débiles y caemos con facilidad ante situaciones que nos deslumbran, nos
despistan y nos alejan del buen camino.
Estos impedimentos
son provocados por el enemigo de Dios:
Satanas.
Pero Dios permite
esta situación que nos desfavorece, por algún motivo.
Si la salvación
fuese tan facil, posiblemente entraria quien no debiese entrar.
Asi estos impedimentos
son filtros que nos ponen a prueba como personas para demostrar si somos aptos.
El enemigo hace de
examinador y de evaluador en un plan de libre albedrio.
Pero la voluntad de
Dios sería tener a toda su creación.
Por ese motivo, la
prioridad imperiosa del enemigo de Dios, es arrebatar cuantos más humanos
mejor.
La vida de los
hombres sobre la tierra se ha convertido en un gigantesco tablero de ajedrez en
el cual los jugadores no pueden mover a su antojo las fichas, sino que solo
pueden influir, concienciar o inducir según sea la procedencia de un lado u
otro de los jugadores.
Ni somos forzados a
salvarnos, ni somos forzados a condenarnos.
Somos influidos y
aconsejados, pero la decisión es siempre nuestra.
Las fichas de
ajedrez que nos representan a nosotros, no somos movidas por los jugadores sino
que en este juego nos movemos por nuestra propia cuenta.
Guillermo Blanco 29-9-2012