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La convivencia


Está claro que una de las cosas mas difíciles de asumir es la convivencia entre las personas.
Caracteres incompatibles, con poco filin, dominantes, dominados.

Vivir con una persona de carácter impulsivo, fuerte, explosivo, extrovertido es a veces hasta atractivo y agradable.
Pero convivir en un roce diario, se puede volver en contra tuyo.
Es solo una cuestión de tiempo.

Posiblemente una persona tímida, reservada y sumisa sea el carácter mas seguro para convivir.
Pero no todos tenemos el mismo carácter, ni el mejor caracter.

En el libro bíblico de los Gálatas, muestra como debe ser una conducta para que sea duradera, aceptable y aceptada.

El perdón es para empezar una de las herramientas necesarias para esa convivencia idílica.

¿Cómo podrían los habitantes del cielo haber subsistido tantísimos siglos en una convivencia sin problemas? (si esa convivencia existe).
Pues con las mismas normas e indicaciones que nos da el libro de Gálatas.

¿No nos damos cuenta como en nuestros gobiernos humanos, no cesamos de tener conflictos de todo tipo?
Gobiernan unos, gobiernan los otros, se enfrentan, los que pensábamos que eran los buenos y estaban de parte del pueblo, ahora tienen la opción de gobernar y son tan injustos o corruptos como los otros.

No hay solución para esa convivencia humana, aunque pasasen miles o millones de años, el hombre evolucionaría técnicamente, pero finalmente se autodestruiría.
Las guerras no han cesado nunca, sea la época que fuere.
En la prehistoria, durante el imperio egipcio, durante el imperio romano, en la época medieval, en la actualidad.

Epocas de paz y épocas de guerra.
El interior del hombre no cambia porque ya arrastra un fallo oculto y profundo desde su nacimiento.
Toda la humanidad arrastra este defecto y se llama “pecado”.
Mientras no superemos este error y defecto, nuestros problemas no cambiarán.

Para convivir sin problemas hay que humillarse un poco, hay que rebajarse, hay que perdonar, hay que dar prioridad al otro, hay que repartir los bienes, no hay que ser egoísta ni avaricioso, no hay que mentir, ser sincero, entregarse al otro, ser servicial, respetar, no discriminar,
Hay en definitiva hay que sacrificarse y hacer muchas veces cosas que nos desagradan o que no nos vienen a gusto.

Dicen que dos no se pelean si uno no quiere.
También se dice que la blanda respuesta ablanda la ira.

¿Cómo soportó Cristo los insultos, burlas, torturas y muerte en la cruz?
Cayó y no pronunció palabra.
Pudiendo haberlos enviado al infierno o derrotados con su poder, no se vengó, ni hizo uso de su fuerza, aceptando su destino hasta la muerte.


Guillermo Blanco 25-2-2012