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El diezmo


Hoy día existen muchas religiones, en las cuales exigen el diezmo y la ofrenda.

Son medios que utilizan la mayoría de religiones para recaudar fondos.

En ellas se predica y se dice que se debe diezmar por que sino se peca y se recibe castigo de parte de Dios.
Pero ¿Es esto cierto? ¿Esta vigente hoy día el diezmo? ¿Se recibe castigo de parte de Dios si no se diezma? ¿Hay que diezmar para ser salvo e ir al cielo?


El diezmo es una costumbre entre el pueblo de Dios que desde el principio de la humanidad se practicaba.

La palabra diezmo indica donar para las cosas de Dios, el diez por ciento de las ganancias personales.

En la Biblia y durante el principio de la creación ya se habla de una ofrenda que tanto Cain como Abel daban a Dios.

Uno labrador en forma de frutos del campo y otro pastor en forma de ovejas.


En la historia del antiguo testamento, el diezmo estaba enfocado a productos agrícolas y de ganadería para consumir y no dinero (que ya existía en aquella época).

Posiblemente esto fue asi para evitar corrupción dentro de su pueblo Israel.


En la antigüedad esta practica se realizaba entre algunos pueblos como babilonios, persas, griegos y romanos, y hebreos.

También se mantiene en la actualidad entre los musulmanes, judíos y muchos grupos cristianos.


El primer diezmo que se encuentra en la Biblia como tal, fue dado por el patriarca Abram al sacerdote Melquisedec en acción de gratitud, tiempo antes de que se instituyera el diezmo para los sacerdotes levitas.


Cada tres años, el diezmo fue destinado en su totalidad al extranjero, el huérfano y para las viudas, como un acto de caridad hacia los pobres.

"Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán”.

Deuteronomio 26,12.

Versión Reina-Valera, 1960


En el libro de Deuteronomio no solo se menciona el diezmo anual, sino también un diezmo a pagarse cada tres años (el año de los diezmos).


Según la ley de Moises y en el libro de Levitico, el diezmo era obligatorio para el pueblo hebreo.

"Todos los diezmos de la tierra, tanto de la semilla de la tierra como del fruto de los árboles, pertenecen a Jehovah. Es cosa sagrada a Jehovah.

Estos son los mandamientos que Jehovah ordenó a Moisés para los hijos de Israel, en el monte Sinaí.

Levitico 27, 30 y 34


Jacob a modo de agradecimiento ofrece a Dios el diezmo.

Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.

Genesis 28, 22


La tribu de los levitas no heredaron la tierra como las otras tribus de Israel.

En vez de ello, recibían de las otras tribus por ser representantes del Señor, el décimo de lo que la tierra producía, incluso del ganado.

Ellos a su vez debían ofrecer al sacerdote una décima parte de todo lo recibido.


Dios maldice a aquellos que diezman lo raquítico y lo enfermo.

… al traer lo hurtado, lo cojo o lo enfermo y al presentarlo como ofrenda.

¿Lo aceptaré yo de vuestra mano?, ha dicho Jehovah.

¡Maldito sea el tramposo que teniendo macho robusto en su rebaño, y habiéndolo prometido, sacrifica a Jehovah lo dañado. Porque yo soy el Gran Rey y mi nombre es temible entre las naciones", ha dicho Jehovah de los Ejércitos.

Malaquias 1, 13-14


Ayuda al pobre

Sin falta le darás, y no tenga dolor tu corazón por hacerlo, porque por ello te bendecirá Jehovah tu Dios en todas tus obras y en todo lo que emprenda tu mano.

Porque no faltarán necesitados en medio de la tierra; por eso, yo te mando diciendo: Abrirás tu mano ampliamente a tu hermano, al que es pobre y al que es necesitado en tu tierra.

Deuteronomio 15, 10-11


Cuando Maria ungió los pies de Jesús, algunos se escandalizaron pensando en el valor de aquel perfume y como se podía haber ayudado a los pobres.

Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a mí, no siempre me tendréis.

Juan 12, 8


A los que actualmente practicamos esta costumbre, siempre he tenido el convencimiento en ofrendar una parte mayoritaria a la iglesia para sus gastos de mantenimiento y otra parte a entidades de ayuda social al tercer mundo.

Este es mi pensamiento personal.

Nosotros somos simplemente administradores de sus bienes.


Muchas veces he oído la frase que recuerda que el bolsillo es lo último en convertirse.


La ofrenda es algo que agrada a Dios y en la Biblia nos lo refiere en más de una ocasión.


Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por obligación; porque Dios ama al dador alegre.

2ª Corintios 9, 7


Ofrendar a Dios proporciona bendiciones en nuestras vidas, pero no debemos usar esa acción de fe para un beneficio personal interesado y egoísta.


Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo.

Lucas 6, 38


En el libro de Malaquias, Dios nos reta a probarlo.

Traed todo el diezmo al tesoro, y haya alimento en mi casa. Probadme en esto, ha dicho Jehovah de los Ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

Malaquias 3,10


Cristo durante su vida en la tierra, no rechazó la costumbre del diezmo, pero da un giro a esta tradición.

No habla del 10% sino que habla ya de darlo todo.

Jesús se dio a si mismo por toda la humanidad y sin reservas.

No entregó el 10% de su sangre, sino su totalidad.


Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza.

2ª Corintios 8,9


Estando Jesús sentado frente al arca del tesoro, observaba cómo el pueblo echaba dinero en el arca.

Muchos ricos echaban mucho y una viuda pobre vino y echó dos blancas, que equivalen a un cuadrante.

El llamó a sus discípulos y les dijo:

De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que echaron

en el arca.

Porque todos han echado de lo que les sobraba; pero ésta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento.

Marcos 12, 41-44


En cambio Jesús criticaba a los que practicaban el diezmo y el ayuno, pero ignoraban valores más importantes.


El fariseo, de pie, oraba consigo mismo de esta manera:

'Dios, te doy gracias que no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano.

Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que poseo.'

Lucas 18, 12


¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!

Porque entregáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino; pero habéis omitido lo más importante de la ley, a saber, el juicio, la misericordia y la fe.

Mateo 23, 23



Algunos han criticado esta practica como una forma abusiva e ilicita de ganar dinero e incluso como un fraude.

Desde luego que hemos de saber y tenemos el derecho de conocer donde van a parar nuestras ofrendas.

Pero estas situaciones no son la tónica normal y corriente de las iglesias, sino alarmas puntuales de desaprensivos.

¿Daría yo dinero a la iglesia si supiese que se está haciendo un mal uso?


Pero esta opinión no impide el deseo de donar y ofrendar cuando la iglesia se sostiene únicamente por estos ingresos.

No todas las tendencias religiosas tienen el apoyo del estado. Y a las que no lo tienen, solo se puede contar con las ofrendas de los particulares y los fieles.


Cuando en una comunidad cristiana sus miembros son obligados a ofrendar porque no sale de forma natural de sus corazones, algo falla.


Y no sólo esto, sino que también (Tito) ha sido designado por las iglesias como compañero de viaje, para llevar este donativo que es administrado por nosotros para gloria del Señor mismo, y para demostrar nuestra buena voluntad, evitando que nadie nos desacredite con respecto a este abundante donativo que administramos.

Porque procuramos que las cosas sean honestas, no sólo delante del Señor, sino también delante de los hombres.

2ª Corintios 8, 19-21



Los que trabajan en las cosas de Dios y en su ministerio, deben ser sustentados con las ofrendas.


¿No sabéis que los que trabajan en el santuario comen de las cosas del santuario; es decir, los que sirven al altar participan del altar?

Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.

1ª Corintios 9, 13



Cuando su pueblo deja de ofrendar, Dios se entristece y se enoja.

¿Robará el hombre a Dios? ¡Pues vosotros me habéis robado! Pero decís:

¿En qué te hemos robado?' ¡En los diezmos y en las ofrendas!

Malditos sois con maldición; porque vosotros, la nación entera, me habéis robado.

Malaquias 3, 8


El no ofrendar no te llevará a la condenación, pero te privará de privilegios por parte de Dios.

La iglesia que no ofrenda, será una iglesia miserable y pobre que desobedece el mandato de Dios.

El diezmo es una ley espiritual efectiva, la practiquemos o no.


Hay pensamientos cristianos que no apoyan la idea del diezmo en forma de dinero porque en sus orígenes solo eran productos para comer o consumir procedentes del campo.

Basan sus teorías porque en el nuevo testamento no se comenta ni apoya en ningún texto la definición del 10%.

También se basan en que solo era un mandato para el pueblo de Israel en la antigüedad.

¿No fue de Jesús el comentario de la “ofrenda de la viuda” en Marcos, 12, 41?

¿No fue de Pablo el comentario de Dios ama al dador alegre?

No entrando en una cantidad estipulada, la ofrenda es vigente hoy dia.

En tal caso y aunque no se hable del 10%, el apóstol Pablo habla de compartir, lo cual muchas veces supera esta cifra.


Y todos los que creían se reunían y tenían todas las cosas en común.

Vendían sus posesiones y bienes, y los repartían a todos, a cada uno según tenía necesidad.

Ellos perseveraban unánimes en el templo día tras día, y partiendo el pan casa por casa, participaban de la comida con alegría y con sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo el favor de todo el pueblo.

Y el Señor añadía diariamente a su número los que habían de ser salvos.

Hechos 2, 44-47


Compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.

Romanos 12, 13


Si reparto todos mis bienes, y si entrego mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me sirve.

1ª Corintios 13


Pero esto no significa regalar todos los bienes y dejar al desamparo nuestra familia.

Requiere de un equilibrio.

Si alguien no tiene cuidado de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.

1ª Timoteo 5, 8



Jesús cambia la disciplina del diezmo por la entrega según el corazón.


Puedes si quieres considerar que el diezmo no sea la medida establecida, pero da según tu corazón.

Siempre haz tu ofrecimiento de corazón, poco o mucho.

Jesús ve y sabe si es mezquino o no.


Lee el pasaje de Ananías y Sáfira en los Hechos de los Apóstoles (Hch 5, 1-11). Dios castiga a esos dos personajes (matrimonio concretamente) porque hicieron una ofrenda tratando de engañar al Señor.

Dijeron que estaban donando toda la ofrenda cuando en realidad no era cierto.

Una parte de la ofrenda se la estaban quedando para ellos.

Nada grave les hubiese ocurrido si no hubiesen ofrendado. Podían haberse quedado con todo ese dinero legalmente.

Y ese pecado tal como leemos, les costó la vida.


Pero cierto hombre llamado Ananías, juntamente con Safira su mujer, vendió una posesión.

Con el conocimiento de su mujer, sustrajo del precio; y llevando una parte, la puso a los pies de los apóstoles.

Y Pedro dijo: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para mentir al Espíritu Santo y sustraer del precio del campo?

Reteniéndolo, ¿acaso no seguía siendo tuyo? Y una vez vendido, ¿no estaba bajo tu autoridad? ¿Por qué propusiste en tu corazón hacer esto? No has mentido a los hombres, sino a Dios.

Entonces Ananías, oyendo estas palabras, cayó y expiró.

Y gran temor sobrevino a todos los que lo oían.

Luego se levantaron los jóvenes y le envolvieron. Y sacándole fuera, lo sepultaron.


Después de un intervalo de unas tres horas, sucedió que entró su mujer, sin saber lo que había acontecido.

Entonces Pedro le preguntó: Dime, ¿vendisteis en tanto el campo? Ella dijo: Sí, en tanto.

Y Pedro le dijo: ¿Por qué os pusisteis de acuerdo para tentar al Espíritu del Señor? He aquí los pies de los que han sepultado a tu marido están a la puerta, y te sacarán a ti.

De inmediato, ella cayó a los pies de él y expiró.

Cuando los jóvenes entraron, la hallaron muerta; la sacaron y la sepultaron junto a su marido.

Y gran temor sobrevino a la iglesia entera y a todos los que oían de estas cosas.

Hechos 5, 1-11


La actitud de vender una propiedad privada era de admirar.

¿Cuántos lo hubiesemos hecho?

Y tal como acostumbraban a hacer, donaban su valor a los apóstoles.

Eso agradaba a Dios.

Pero lo estropearon todo con un acto mezquino.

Ese acto de engaño enfureció a Dios.


En el Nuevo Testamento, no se nos llama a diezmar, sino a ofrendar.

Es un acto que debe salir de nosotros, y eso agradará a Dios.

Estamos de acuerdo en que el diezmo no es una ordenanza para la iglesia, sino para la nación de Israel, porque pertenece a la ley y la iglesia está bajo la Gracia.

Pero eso no debe servir de excusa para no ofrendar, porque la iglesia se sustenta precisamente de ello.

El cristiano debe dar según las necesidades de la iglesia y de sus propias posibilidades.

Dar es una obligación moral y también es un privilegio.

Y no ya una cifra estipulada sino lo que salga de tu corazón.

Y como recordaba al principio,


Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por obligación; porque Dios ama al dador alegre.





Guillermo Blanco 31-10-2011

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