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Iglesias pentecostales

Criticas a las iglesias pentecostales


Me considero cristiano evangélico dentro de la línea metodista en la cual nací y me crié.

Las iglesias metodistas suelen ser las mas estructuradas, serias, respetuosas y prácticamente al otro extremo de la línea de funcionamiento de las iglesias pentecostales; abiertas, expontáneas, imprevisibles y a veces espectaculares.


No he visto milagros públicos en vivo ni en directo, pero creo en ellos.

También asumo los fraudes que abundan en torno a estos "espectáculos".

Pero no creo que todo sea así, ni que los milagros acabaron en el siglo primero.

Los ha habido, los hay y los habrá, según dice la Biblia.


Me molesta cuando se critican estos actos, líneas de pensamiento y formas de actuar cristiana al modo que practicaba también Jesús, como si se tratase siempre de pantomimas.


Lo primero es tener un respeto a los demás, a otras formas de culto y a otras formas de creer y no pensar que lo nuestro es siempre lo mejor y lo más correcto.


Dios se vale de lo que le conviene para llevar a cabo sus objetivos, con o sin milagros.

La biblia está llena de milagros más o menos espectaculares, de los cuales somos libres de creer.

Tenemos ejemplos en la separación de las aguas del Mar Rojo para dejar pasar al pueblo de Israel cuando eran perseguidos por los egipcios.

Fueron alimentados con maná en desierto durante cuarenta años.

El nacimiento de Jesús de una mujer virgen, la resurrección de Lázaro y la resurrección del propio Jesús, todos los milagros que Jesús realizó en vida, su ascensión pública a los cielos, la manifestación del Espiritu Santo en el dia de Pentecostes, etc.


¿Quizás no le interese ya a Dios hacer milagros hoy dia ni transmitir sus pensamientos a nuevos profetas?


¿Tan egocéntricos somos y autosuficientes que no nos planteamos esta posibilidad?


El Espiritu Santo quiere moverse entre nosotros, en nuestras alabanzas, en nuestros cantos como siempre lo ha hecho, pero no le dejamos.

Nuestros cultos religiosos están estructurados y programados para cada tiempo y cada minuto.


Estamos encuadrados para cada actividad y acto de nuestro tiempo de liturgia, pero nuestro Dios no encuentra el momento y ocasión para manifestarse.

Y a veces no creemos ni que esté ahí presente.


Guillermo Blanco 21-6-2011


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