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La ofrenda



Que podemos decir de la ofrenda?

Posiblemente confundamos este gesto con el acto del diezmo.

Y de hecho es una donación que contribuye a la misma finalidad.

En si, y en ambos casos, damos a nuestro Dios algo de lo mucho que nos da.


Diezmar es un mandamiento que nos manda el Señor como una tradición repetitiva de la cual algo o alguien se beneficia y de ello depende su subsistencia.


Cristo nos ha dado un patrón para financiar la obra de su iglesia.

Como todo patrón, se debe poner por obra por cada cristiano como una obligación individual.

Cristo no quiere los diezmos de la ley, ni una iglesia pidiendo por las calles, ni la venta de mercancías, sino que cada hermano trabaje y ofrende.


Pero ofrendar es un agradecimiento que sale de nuestro interior.

Algo voluntario y expontáneo.

Quizás sea esta la diferencia.


"Dios juzga lo que ofrendamos por la cantidad con que nos quedamos".

- Misionero George Mueller


La ofrenda es personal. "Cada uno de vosotros ponga aparte algo" (1 Cor. 16:2).

Nadie está excusado, no importa lo pobre que sea. Como nadie puede bautizarse por otro, ni comer la Cena del Señor por otro, nadie puede ofrendar por otro.

Un padre no puede ofrendar por su familia.

Cada hijo, desde temprana edad, necesita aprender a devolver a Dios una porción. Todos debemos dar, porque todos hemos recibido.


Si separamos la ofrenda para el Señor primero, es más fácil vivir de lo que queda.

Si pagamos a todos primero y dejamos al Señor para último, nuestra ofrenda será una sobra.


Cada cristiano ofrenda porque cada cristiano está mandado a trabajar y de manera honrada, proveer para su propia necesidad.


“El que robaba no robe más, sino que trabaje esforzadamente, haciendo con sus propias manos lo que es bueno, para tener qué compartir con el que tenga necesidad”

Efesios 4:28


“Tened por aspiración vivir en tranquilidad, ocuparos en vuestros propios asuntos y trabajar con vuestras propias manos, como os hemos mandado; a fin de que os conduzcáis honestamente para con los de afuera y que no tengáis necesidad de nada.”

1ª Tesalonicenses. 4:11-12


La iglesia está en el deber de avergonzar a sus miembros vagos.


Aún estando con vosotros os amonestábamos así: que si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.

Porque hemos oído que algunos andan desordenadamente entre vosotros, sin trabajar en nada, sino entrometiéndose en lo ajeno.

A los tales les ordenamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajando sosegadamente coman su propio pan.

Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer el bien.

2ª Tesalonicenses 3:10-13


Jesús dijo de la mujer que derramó un perfume muy caro sobre su cabeza, quien algunos criticaron, "Esta ha hecho lo que podía" (Marcos. 14:8).


La cantidad que ofrendamos depende de nuestra prosperidad y de nuestro amor. Nuestra prosperidad es de Dios, quien nos da para que podamos dar.

No somos dueños de nuestro dinero sino administradores, ya que todo pertenece a Dios.

Si no damos, temiendo una posible adversidad futura, somos incrédulos.

Si los judíos tenían que dar el 10% de sus ingresos, sin duda alguna, Dios espera más de nosotros.


La iglesia no puede autorizar a unos diáconos para que investiguen los ingresos, gastos y compromisos de cada miembro para fijar sus contribuciones a la iglesia.

La ofrenda tiene que ser libre y voluntaria.


La iglesia de Macedonia ofrendaron "más allá de sus fuerzas"

… la abundancia de su gozo y su extrema pobreza abundaron en las riquezas de su generosidad.

Porque doy testimonio de que espontáneamente han dado de acuerdo con sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas,

2 Corintios 8: 2-3


Nuestra ofrenda es similar al maná del Antiguo Testamento, entre más ofrendamos, más Dios nos da.


15 como está escrito: El que recogió mucho no tuvo más, y el que recogió poco no tuvo menos.

2 Corintios 8:15


… al que recogió mucho no le sobró, y al que recogió poco no le faltó. Cada uno recogió según lo que necesitaba para comer.

Exodo 16:18


Henry Parsons Crowell, fundador de la empresa cereales Quaker Oats, cuando le preguntaron cuánto ofrendaba, afirmó que Dios le había ayudado para dar el 60% durante más de 40 años.


Cuando un hermano o hermana ha sido prosperado y es miserable en su ofrenda, recibe lo que siembra.

El que siembra escasamente cosechará escasamente, y el que siembra con generosidad también con generosidad cosechará.

2 Corintios 9:6


Es importante, porque el miembro de una comunidad que no ofrenda, no crece, ni imita a Cristo.

Es lamentable que hay tantos hermanos tacaños con su ofrenda, echando a unos pocos hermanos la carga del sostenimiento de la iglesia.

Su regla es: "entre más tengo, más quiero y, por lo tanto, menos ofrendo".

La libertad que gozamos en la iglesia del Señor no debe ser excusa para abusar, recostándonos del sacrificio de otro.


Debemos ofrendar de manera alegre, libre y humilde.

Es abominable hacer la cosas para ser vistos por los hombres.

"Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos por ellos. De lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.

Cuando, pues, hagas obras de misericordia, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. De cierto os digo que ellos ya tienen su recompensa.

Pero cuando tú hagas obras de misericordia, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,

de modo que tus obras de misericordia sean en secreto. Y tu Padre que ve en secreto te recompensará”.

(Mat. 6:1-4)


Muchas iglesias están pasando por serios problemas económicos porque sus miembros no sienten alegría en ofrendar.


La iglesia que gasta toda su colecta en sí misma es una iglesia egoísta.

Las iglesias egoístas no prosperan. Hay que mirar por las demás iglesias y por la comunidad en general.

La ofrenda debe glorificar a Dios, no hacer monumentos para glorificar a un ministro.

Cada hermano debe participar en la ofrenda de la iglesia para que sea la ofrenda de todos.


La ofrenda de la iglesia debe ser preventiva ("para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas" 1ª Corintios 16:2).


Debemos ser generosos con nuestra ofrenda y los administradores deben de ser conservadores con su distribución para que nunca suceda que la iglesia no pueda cooperar con una necesidad urgente.


Algunos hermanos ofrendan después de muerto al hacer una provisión para la iglesia en su testamento.

Muchos descuidan esta parte de su administración ya que algunas personas mueren sin testamento. Por no haber atendido a esta función, hasta la mitad de sus bienes van a pagar abogados por pelea de herederos y otra parte va al gobierno por impuestos de herencia.


En la parábola de la ofrenda de la viuda vemos como Dios valora no la cantidad sino lo que sale del corazón.

Dios diferencia el valor de lo dado no en función de lo que realmente vale materialmente esta donación sino en función de lo que vale y representa para nosotros.


Estando Jesús sentado frente al arca del tesoro, observaba cómo el pueblo echaba dinero en el arca.

Muchos ricos echaban mucho, y una viuda pobre vino y echó dos blancas, que equivalen a un cuadrante.

El llamó a sus discípulos y les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que echaron en el arca.

Porque todos han echado de su abundancia; pero ésta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento.


Es una cuestión de porcentajes, no del valor real.

Si damos todo lo que tenemos, delante de Dios, aunque su valor sea ridículo, tendrá validez si para nosotros también lo tiene.

Dios puede multiplicar una pequeña donación si se hace con amor e ilusión.

Ello nos lo demuestra en la multiplicación de los panes y los peces.

La donación en aquel caso fue pequeña, pero aquella donación de fe, fue prosperada.


En muchas partes de la biblia se mencionan gestos de ofrenda y agradecimiento a Dios por un hecho notorio ocurrido.

Tras el diluvio, Noé, lo primero que hizo fue agradecer a Dios mediante un sacrificio animal, la salvación de la especie humana de aquella ecatombe universal.

Entonces edificó Noé un altar a Jehovah, y tomando de todo cuadrúpedo limpio y de toda ave limpia, ofreció holocaustos sobre el altar.

Jehovah percibió el grato olor.

Genesis 8, 20


Tras el paso del mar Rojo y huyendo de los egipcios, el pueblo de Israel reconoció el poder de Dios y alabaron mediante un cantico la huida de Egipto y la promesa de una nueva tierra.


Cuando Israel vio la gran hazaña que Jehovah había realizado contra los egipcios, el pueblo temió a Jehovah, y creyó en él y en su siervo Moisés.

Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico a Jehovah, diciendo: "¡Cantaré a Jehovah, pues se ha enaltecido grandemente! ¡Ha arrojado al mar caballos y jinetes!

Jehovah es mi fortaleza y mi canción; él ha sido mi salvación. ¡Este es mi Dios! Yo le alabaré. ¡El Dios de mi padre! A él ensalzaré.

Exodo 14, 31

Exodo 15, 1-2



Guillermo Blanco 19-1-2012

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